Cataratas de Ahuashiyacu en silla de ruedas

Persona en silla de ruedas en las cataratas de Ahuashiyacu

Caía 18 de febrero del 2012 y la familia había decidido que al día siguiente iríamos a las cataratas de Ahuashiyacu, ubicada a 14 Km de la ciudad de Tarapoto. Para ese entonces yo ya conocía la catarata, pero no fue hasta aquella noche en que me puse a pensar sobre cómo iba yo a poder llegar allí estando ahora en una silla de ruedas ya que para acceder hasta la caída de agua se debe caminar aproximadamente 15 minutos desde la entrada por un trecho escalonado, accidentado, angosto y húmedo en medio de la frondosa selva.

La verdad que fue bastante duro chocarme con esa realidad en primera persona. Hasta ahora recuerdo la frase rondando en mi mente: «Nunca más podré subir y ver la catarata de Ahuashiyacu». Sin embargo, después me dije a mí misma que no había problema porque ya la conocía y que de seguro habrían otros lugares turísticos a los que sí podría ir sin ningún problema.

 

Cuando algo tan simple se convierte en una hazaña

A la mañana siguiente, alisté mi bolso sólo con unas lecturas impresas y salimos a las 9:00 am. Tras 15 minutos de haber tomado la carretera Fernando Belaúnde Terry  con dirección sur, hicimos nuestra primera parada en el mirador  Cerro Escalera, el cual se ubica dentro del área de conservación regional del mismo nombre y desde donde se puede apreciar con gran esplendor la frondosa vegetación. Este lugar es ideal para que los visitantes se saquen una foto postal para el recuerdo, por lo que yo no podía ser la excepción.

Desde el mirador hasta la entrada de la catarata son tan sólo unos pocos minutos,  por lo que rápidamente saqué de mi bolso las lecturas que había llevado con la intención de aprovechar el tiempo mientras me quedaba en el carro esperando a que mi familia regresara de excursión. De pronto alguien me dijo: «No es hora de leer, guarda eso».  Apenas y pude terminar de decir la frase: » Pero es que yo no puedo subir» y de inmediato vi que mi silla estaba puesta en el piso esperando por mí y con la orden: «No te vas a quedar aquí sola, todos subiremos juntos».  Aquella escena marcó mi vida sin duda alguna.

 

Y de repente te das cuenta de que muchas cosas han cambiado, excepto tus ganas de explorar el mundo

Cuando menos lo esperaba, mi familia y yo ya estábamos a medio camino apreciando el medio ambiente y recargando energías para seguir. La mayoría de las veces era necesario que al menos dos personas me ayudaran debido a los escalones y, a veces, mientras una persona me cargaba, la otra movía la silla de ruedas. Fue increíble ver la belleza del lugar enlazada con la belleza de la actitud de servicio de quienes me ayudaban mientras llegábamos a nuestro destino.

Nunca imaginé que el simple hecho de poder llegar y ver una catarata significaría más que un lindo recuerdo. Mientras estaba allá arriba, una de las personas que vendía trajes de baño se acercó a decirme que nunca había visto a una persona en silla de ruedas en ese lugar. Sea cierto o no, esas palabras me hicieron tomar conciencia de un gran problema. Ahora ya no pienso solo en mí, sino también en todas las personas que no pueden acceder a un atractivo turístico, que por cierto, hay millones en el mundo. ¿Te sorprende? Déjame decirte que tú también serás parte de estas cifras cuando seas un adulto mayor.

Aquel día, el amor de mi familia sumado al servicio, la voluntad y el esfuerzo rompieron todas las barreras mentales y de accesibilidad, mostrándome que cuanto mayor el obstáculo, mayor la gloria en vencerlo.

El dato

Hay una tarifa para ingresar a las cascadas de Ahuashiyacu: alrededor de S/ 6.00 ( $ 1.60 al tipo de cambio S/ 3.80). Se necesitan como mínimo tres horas para realizar un buen recorrido y disfrutar del  lugar considerando el traslado desde Tarapoto.

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