Posgrado en España para estudiantes con movilidad reducida

Desde la fundación  de la Academia en Atenas por el filósofo Platón, pasando por la Universidad de Al Quaraouiyine en Marruecos hasta el día de hoy, momento de la historia en la que la oferta de centros para la formación y el conocimiento proliferan, las oportunidades de acceso a dichos centros es aún  bastante limitado para quienes requerimos  ciertas adecuaciones por derecho.

La accesibilidad en la educación superior supone todo un reto sin importar el PBI del país. A diferencia de las barreras arquitectónicas,  las barreras actitudinales no se pueden modificar tan fácilmente, ya que involucran aspectos sociales, culturales y psicográficos. 

Convirtiendo la frustración en motivación

Pongámonos a pensar por un momento sobre, por ejemplo, ¿cuántas casas de estudios universitarios cuentan con personal capacitado en lengua de señas o sistemas para personas con discapacidad visual? ¿Cuántas convocatorias  para admisiones y becas de pregrado y/o posgrado incluyen plazas explícitamente destinadas a estudiantes con diversidad funcional considerando  sus necesidades? ¿Cuántas cuentan con colaboradores empáticos y con vocación de servicio? ¿Cuántos estudiantes con algún tipo de “discapacidad” vemos en las aulas? Bueno, todas esas respuestas  se convierten en una razón más para   seguir descubriendo el mundo sentada en mi silla de ruedas como una aprendiz.

«Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias» – Kavafis

Durante mi travesía a Ítaca, hace ya algunos años, realicé una parada para descubrir Colombia mientras realizaba un intercambio de pregrado (puedes leer sobre ello haciendo clic aquí). Ahora, era momento de  adentrarme en una de las mejores vivencias sobre ruedas que he tenido. Así que, sin afán de presumir, pero sí de motivar a quienes como yo desean continuar con su desarrollo profesional pese a todas las trabas que existen, les comparto mi pequeña hazaña realizando el posgrado en innovación y sostenibilidad allá en el reino de España.

La accesibilidad es necesaria para muchos pero beneficiosa para todos

El centro en donde llevé a cabo mis estudios fue en EADA Business School Barcelona. Dicho centro cuenta, además de oficinas en el distrito del Eixample en Barcelona, con un campus en el pequeño pero encantador municipio de Collbató, muy cerca al macizo de Montserrat. En ambos lugares, la accesibilidad no es  problema. En el campus de Collbató, el cual es un resort, los estudiantes cuentan con habitaciones en las que se hospedan durante los días de clase. Y sí, hay habitaciones accesibles como en la que yo estuve. El área construida del hotel permite el fácil desplazamiento de una persona en silla de ruedas en su habitación, servicios higiénicos, pasillos, hall, recepción, aulas, las cuales se encuentran en los pisos superiores con acceso mediante elevador.  Asimismo, las demás áreas comunes como, sala de entretenimiento, comedor,  también son aptas. Durante la estadía la alimentación está incluída con buffet en las tres comidas y dos coffee breaks, así que no hay chance para dietas. 

No solo es cuestión de diseño sino también de actitudes

Por otro lado, para el transporte entre el Campus Aragó y el Campus Collbató, así como salidas para visitas empresariales, la escuela brinda el servicio de bus para el traslado de los alumnos, pero en mi caso, me brindaron un taxi adaptado con todas las comodidades. A todo esto, sumémosle, la calidad académica y humana de los docentes, quienes fueron muy empáticos, humildes,  y respetuosos en todo momento, así como el personal administrativo, siempre pendiente de mis necesidades.  Ah,  no puedo dejar de mencionar  al personal de recepción y mucho menos al mesero del restaurante con sus vasos descartables.

Durante el desarrollo de las clases el bienestar siempre fue la prioridad, por tanto, si en algún momento me sentía indispuesta, podía quedarme en mi habitación. En todas las actividades se me hizo partícipe e inclusive en aquellas dinámicas outdoor consideradas de riesgo. Nunca olvidaré cuando en un reto que consistía en trepar una pared de más de cinco metros sosteniendo una soga,  mis compañeros me invitaron a también hacerlo con la ayuda de todo el equipo, mientras yo mantenía una lucha interna entre mi osado ímpetu y mi tímida sensatez. ¿Quién crees que ganó? Pues, ganó la prudencia. A veces hay que anteponer la seguridad a la intrepidez.

La accesibilidad e inclusión en la educación es una cuestión de derechos humanos

Con todo esto, ¿qué más podía pedir? La verdad no mucho, solo  que ojalá muy pronto muchas más personas puedan  continuar con sus estudios  sin que esto tenga que ser un lujo o mejor dicho un enorme sacrificio,  sino más bien el resultado de una educación inclusiva y accesible para todos.

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El dato:

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