Y aquí estás, en frente mío cual si fueras mi amado envolviéndome entre tus brazos, pero no… ¡Yo no te quiero!
Pasas delante mío cubriendo mis ojos con sabanas de seda. Entorpeces mis pasos y siento que caigo… ¡Yo no te quiero!
Sin siquiera tocarme logras estremecerme. Susurrando y susurrando en mi cabeza estás más que cualquier otro mortal, pero… ¡Yo no te quiero!
Ruedan lágrimas por mi rostro, el silencio se convierte en vacío y el miedo es todo lo que respiro. ¿Comprendes ahora por qué no te quiero?
Sin embargo, hoy heme aqui delante de ti, tendiéndote la mano sin rencores, sin temores; brindando por un nuevo comienzo que llega con la luz del alba y se renueva en el ocaso.
Hoy, heme aquí, no en contra sino contigo mi querida ansiedad.